miércoles, 23 de abril de 2008

El tobillo indiscreto



Martes 22 de abril, 21grados, Estadio Doblas, campo muy bueno.


El partido empezó lento, todos con un ojo en la Bombonera, lo importante de ese resultado no dejaba concentrar a los jugadores, antes del partido pudieron ver todo el primer tiempo de Boca-Maracaibo sentados en el vestuario mientras se cambiaban.
Lentamente caminaron al estadio, pasando por las canchas de tenis ocupadas por el equipo de Corea del Sur que se entrena de cara a sus próximos compromisos por la Davis, vieron el estadio en excelente forma y entraron a pelotear esperando la llegada de algún inpuntual, se armaron los equipos y rodó el balón.
Llamo la atención la velocidad de los jugadores, parecía un partido televisado en cámara lenta, la moution creo que se llama , se cuidaba la pelota y se cuidaba el esfuerzo.
El equipo de Peyote abrió el marcador y pronto saco una pequeña diferencia, luego de a poco El Chiqui se fue mostrando y sus compañeros lo fueron integrando al juego, al rato la diferencia desapareció y el partido se emparejo en el marcador, hasta ese momento hubo poco que destacar solo un gran gol del Negro Quemero de mitad de cancha que literalmente la clavo en un ángulo de un arquero que ni siquiera respiro mientras ingresaba la pelota, algunos dudaron de la posición del shoteador, se lo vio detrás de la mitad de cancha pero todos callaron al ver el destino cálido de la redonda.
Antes de la media hora de juego, cerca del mediocampo, su hábitat, Matusalem giró repentinamente sin despegar un pie de la cancha y el tobillo se retorció como un trapo de piso y el dueño del tobillo cayó como una bolsa de harina, un grito mudo paro el partido y el corazón de la tribuna.
En seguida entro el carrito y los paramédicos lo empezaron a revisar, le giraron el pie y los gestos de dolor del veterano volante producía dolor de estomago, los rivales se empezaron a impacientar al punto que uno aconsejo que se lo tapase con diario para proseguir el partido, lentamente se lo subió a la camilla y luego al carrito para que de forma veloz lo llevaran al vestuario.
El partido trato de armarse nuevamente, el equipo con un hombre menos ya había agotado los cambios lo que los obligo a seguir jugando de esta forma, el partido se volvió desigual, el equipo de Peyote llegaba sin mucha resistencia de los rivales y el tanteador mostró una brecha cada vez mas amplia.
El referí testigo de la injusticia y con ganas de que el partido no se le vaya de las manos llamo a los capitanes y se decidió que el equipo con cinco jugadores en cancha tendrían que ingresar al área para poder convertir los goles de otra forma estos serian justamente anulados.
Ahí el partido se emparejo ciertamente convirtiendo al portero de turno en arquero volante ofreciéndole mas libertades para jugar, allí destacamos la actitud del equipo de Matusalem que dejo todo en la cancha, no se guardaron nada y corrieron hasta el fin del partido no pudiendo por muy poco empatar el match.
Al termino del partido hubo saludos de los vencedores reconociendo el notable esfuerzo de sus dignos rivales, todos juntos luego de saludar a las dos tribunas se dirigieron juntos al vestuario.
Todos preocupados consultaban la suerte de Boca y al saber que el equipo de la ribera había logrado el pase a la siguiente ronda se escucharon agravios contra el equipo chileno que dejo pasar una oportunidad histórica de ingresar a la historia, antes de entrar a las duchas alguien sin querer pateo el bolso de Matusalem y este inquirió nuevamente al utilero que nos dejo tranquilos a todos al decir que ya le habían echo la resonancia que confirmaba un pequeño esguince que lo marginara de los próximos encuentros, todos aliviados hablaron de la organización del partido despedida para el guerrero volante con asado y vino.
Accidentado, pero fútbol al fin.
Nos estamos viendo en el verde césped.

1 comentario:

Mariano Abrevaya Dios dijo...

Genial, amigo. Me encató la foto del tobillo inflado, la foto del equipo de Corea del Sur, el carrito que se lleva al jugador lesionado, la soltura de la crónica.

Aguante